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viernes, 13 de enero de 2012

Hacia la capital - Octavo día

En nuestro camino hacia Ankara, capital del País, el guia nos ha sugerido pararnos a visitar una antigua Posta de la ruta de la Seda. Las Postas eran lugares en los que los comerciantes, mercaderes y en general cualquier viajero que estuviese por Asia pudiera pararse a descansar de forma segura en medio del desierto.

Dentro de una de las habitaciones
Una Posta era una construcción cuadrada bastante laraga, para ofrecer cobijo a cientos de visitantes. En el centro de cada una de las Postas se encotraba una torre donde los guardias ejjercian su deber de vigilar los alrededores en busca de saqueadores o bandidos. Cuando los viajeros llegaban, se les hacia una comprobacion de las mercancias, para averiguar que llevaaban y debian pagar un pequeño diezmo para hospedarse en estos ligares, en los que disponian de habitaciones cojunta pero muy frescas, comida y agua potable, así como cuadra para los caballos o las bestias de carga.

Dentro del recinto se encontraba también una pequeña zona religios, que bien podía ser utilizada como mezquita a pesar de no tener siempre un Imán (título religioso árabe).



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